Lo que empezó como un estudio de viabilidad para probar la tecnología de reconocimiento facial puede convertirse algún día en la norma en los aeropuertos de todo Estados Unidos. Ese es el plan que la TSA tiene para el año que viene.
La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) ha empezado a ofrecer controles biométricos como opción adicional en dieciséis aeropuertos de Estados Unidos. Los pasajeros deben escanearse la cara e introducir sus datos de identificación. Según la TSA, el CAT-2 puede autenticar la identificación de un pasajero cotejando una foto real con un documento de identidad digital.
El gobierno afirma que los datos biométricos del CAT-2 se anonimizan, se codifican y se transfieren a la Dirección de Ciencia y Tecnología del Departamento de Seguridad Nacional para investigar la eficacia de la tecnología. Tras un periodo de veinticuatro meses, la TSA borrará los datos.
El primer uso del CAT-2 se produjo durante el brote de COVID-19 que tuvo lugar en el Aeropuerto Nacional Reagan. La TSA aumentó su presencia para incluir otros aeropuertos. Según Jason Lim, que asiste a la TSA en la administración del CAT-2, los pasajeros no tienen que preocuparse por ser identificados incorrectamente durante el control.
A pesar de las palabras tranquilizadoras de Lim, las preocupaciones en torno a la tecnología biométrica siguen aumentando día a día. El fundador del Proyecto de Supervisión de la Tecnología de Vigilancia, Albert Fox Cahn, ha declarado que los programas biométricos serán al principio completamente voluntarios, con el paso del tiempo, acabarán aceptándose, haciéndose obligatorios y nacionalizándose.
Según Cahn, “el lugar más coercitivo para pedir el acuerdo es un aeropuerto, en el pasado, los pasajeros negros, morenos o no binarios tenían más probabilidades de que fracasara su intento de reconocimiento facial. No tengo fe en que la TSA evalúe la eficacia de su tecnología de reconocimiento facial”.
La biometría es utilizada por las fuerzas de seguridad para comprobar la inmigración en la frontera, controlar a sospechosos y hacer otras muchas cosas. El reconocimiento facial está ganando popularidad, a pesar de la preocupación por los prejuicios raciales y el creciente número de situaciones en las que se identificó incorrectamente a personas, el uso de la tecnología de reconocimiento facial está prohibido en San Francisco para evitar abusos.